12 noviembre 2007

Para muestra basta UN BOTÓN



Quizás porque -aunque era chica- viví la dictadura en la Argentina, quizás porque así me criaron, quizás así porque sí, pero todo lo que tenga que ver con delatar me pone la piel de gallina. No bien llegué a Melbourne y empecé a trabajar como docente en el cole, una de las cosas que más me sacaba de mis casillas era que los alumnitos me dijeron "Morá Daniela, fulanito está comiendo en clase"... "Morá Daniela, menganito no está prestando atención" y así varios por día, dale que te dale. No pasaba una clase sin que alguno de los alumnos delatara a un compañero por estar haciendo algo "contra la ley". Y yo, para enorme sorpresa de los niños, en vez de enojarme con el infractor me la agarraba con el delator, y le daba una filípica que duraba lo que la clase, explicándole cosas tales como la solidaridad, la amistad, el compinchismo, etc. Con el tiempo me di cuenta de que era una cuestión cultural: Australia fomenta la delación. La acusación, la denuncia. La mandada al frente, bah. Botonear, lo que se dice. A modo de ejemplo: hay aquí publicidades del gobierno que instan a delatar a un vecino que esté usando agua contra lo establecido por las restricciones municipales (por ejemplo lavando el auto, llenando su pileta, regando su jardín fuera de horario). Y la insistencia es intensa, con el perdón de la rima. Tal es así que hace dos semanas ocurrió lo siguiente:
Un vecino estaba regando su pequeño jardín. Un cantero nomás. Regaba y silbaba, regaba y silbaba. Pasó un señor cualquiera por la calle y lo increpó: "que qué hacés regando, estás violando las restricciones municipales, te voy a denunciar, etc., etc., etc.". El vecino de la manguera replicó que no, y que además no era asunto suyo. La discusión subió de tono un poquito. El vecino regador le dio un manguerazo al otro. Lo mojó. El otro se enfureció, cruzó el cantero, le dio un empujón al regador. El vecino regador se puso nervioso. Tuvo un ataque cardíaco. Se murió.
A mí me puso los pelos de punta cuando lo leí en las noticias. (Para peor, resultó ser que como era miércoles el vecino regador no estaba infringiendo norma alguna porque los miércoles, en su vereda, el riego está permitido. El delator estaba equivocado.). Entiendo, de todos modos, que el tema da para discusión, y que permite matices. Acá hay teléfonos a los que te incitan a llamar si vez a alguien tirnado basura en la calle, dejando la caca del perro, o, lo que está más de moda: algún sospechoso de terrorista. Bien, sé que el tema da para opinar para ambos lados. Pero lo que quiero explicar es cómo el nivel de fomentación de la denuncia genera entre la gente una desconfianza y una distancia que, a su vez, genera desinterés y falta de solidaridad (por miedo, y no por falta de bondad). Y desencadena en actos sociales absolutamente bizarros. Les cuento una:
Cuando quedé embarazada de Henry empecé a frecuentar un sitio web sobre embarazo y crianza cuyo contenido fundamental son los foros de discusión. Vos te registrás con un nombre de usuario, tenés tu clave y opinás. Los usuarios se agrupan por temas de interés: las embarazadas jóvenes forman grupos, las de más de 40 otro, las que están amamantando otro, las de mellizos otro, etc. El sitio tiene más de cien mil usuarios registrados y es uno de los foros de discusión sobre embarazo y maternidad con más tráfico en la red. ¡¡Hete aquí que ayer veo que uno de los posts figuraba como leído más de nueve mil veces!! Qué será, me pregunté. El título decía algo así como "Mensaje abierto para aquellos que están preocupados". En resumen: esta usuaria había comentado en uno de los post, dentro de su grupo de pertenencia, que a veces dejaba a su hijita de dos años sola en la habitación por dos horas jugando, porque ella está embarazada del segundo y agotada, y aprovecha mientras la nena juega y se tira a descansar un rato en el sillón. No suena tan terrible, ¿no? Bueno.... las demás usuarias le hicieron la denuncia en los Servicios Sociales del gobierno por maltrato y abuso de menores! La mujer estaba en shock total, no lo podía creer. En su post abierto se deshacía en explicaciones detalladas de cómo ella en realidad sí cuidaba de su hija y era una madre buena y dedicada... Resultaba tan patético y tan triste ver como "La Princesa y el Príncipe" (su nombre de usuario) trataba desesperadamente de dejar volcada en el post una buena imagen de sí misma, llegado el caso que Asistencia Social decida analizar la evidencia. (¿¿De quién?? ¿¿De "La Princesa y el Príncipe"?? ¿¿Y quién es, acaso?? ¿No se supone que uno elige un nombre de usuario para permanecer anónimo?...).
No estoy haciendo apología del abuso de menores, sabrán entender ustedes, y sería la primera en denunciar un caso si lo hubiera. Pero que basados en un comentario inocente, de una madre cansada, que creyó estar escribiendo en un círculo "amistoso" virtual, se termine en una caza de brujas al mejor estilo medieval, me saca tanto o más de las casillas que el pelirrojito que me dice que fulanito se está copiando!! El paso siguiente vos y yo lo conocemos: ya me veo escuchando por las calles de Melbourne, en susurro y con desprecio, unos a otros diciéndose:

"Y...algo habrá hecho!

Terrible. Que dios no lo permita.


2 comentarios:

  1. Sin duda, la delación como modo de vincularse con el otro, columpia entre lo bizarro, lo bajo y lo patético. Y el exceso de moralinas, entre lo grotesco y la animosidad.
    ¿Que se muera el regador….? ¿Que se denuncie a la madre agotada…? En fin.

    La cultura del señalamiento es siempre dudosa.

    Acá no se animará el acto de delatar de manera tan acentuada y -casi- acrítica, como allá. Pero, sin embargo, cuesta desprenderse de los demonios: se aviva el compinchismo (feliz locución), pero la sospecha se instala en cuanto puede.

    ¿Acaso el “algo habrán hecho” no será una premisa íntima y ecuménica de estos tiempos desconfiados e indiferentes?

    Quizás debamos leer a Levinas (que anda de moda, por cierto) para pensar en nuestros vínculos con el (y lo) Otro.

    Saludotes,
    D.

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  2. Gracias, D. por tu agudo comentario. Me tendré que poner a leer a Levinas... El que más se me viene a la mente en cuanto al tema del Otro es Buber. Me encantaría saber sobre Levinas. Besotes.

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