24 noviembre 2007

Votar es una fiesta






Hoy se votó en todo el país. Ganó Kevin Rudd. Arrasó, en realidad. John Howard, del partido liberal gobernante, cayó luego de mantenerse en el poder por once años. Y podría seguir contándoles datos y estadísticas, pero el propósito de mi post es otro: hoy les quiero contar cómo, votar, puede ser una fiesta para todos. Salí a la calle con mis hijos a dar un paseo y palpitar las elecciones. El día soleado y de 22 grados no podía ofrecer mejor escenario para el clima festivo y distendido que vibraba por doquier. La gente sonriendo. Los simpatizantes de uno y otro partidos repartiendo panfletos de último momento, uno al ladito del otro sin pelear (acá no hay veda). El cuarto oscuro es claro y visible. Cuando llegás te preguntan:
-¿Nombre? Y se los decís. Te preguntan a continuación:
-¿Votaste en algún otro lado?
Y les decís "no".
Te dan el sobre, vas y votás. Así como escuchaste. NO TE PIDEN NINGUN DOCUMENTO, ni pasaporte, ni licencia de conducir (que acá hace las veces de documento de identidad) ni nada. Vos decís quién sos, declarás no haber votado aún y tu palabra tiene credibilidad. Hay confianza.
¿Qué más vi? El Primer Ministro John Howard fue a votar y se paró en la cola. Tuvo que hacer veinticinco minutos de cola como cualquier hijo de vecino hasta que le llegó su turno.
A las 10: 26 pm admitió la derrota, felicitó al contrincante y agradeció a quienes lo acompañaron en estos años. Al poco tiempo el líder de la oposición daba su discurso declarando su triunfo, el cual empezó felicitando y agradeciendo a John Howard por sus años de gestión. No hubo ni chiflidos, ni intentos de desprestigiar el triunfo (cosas tales como aducir mal recuento de votos... corrupción en el recuento de votos... robo de urnas...: nada de nada, un proceso transparente y limpio). A la noche nos sentamos con los chicos frente al televisor a ver el resultado y los discursos. Para mí fue un inmenso placer vivir un proceso de votación en forma tan democrática y feliz. Para los chicos fue una lección de civismo que disfrutaron a lo grande (estaban muy muy informados del proceso electoral, por el colegio, con lo cual pudieron seguir los acontecimientos del día como partícipes más que como meros espectadores, y eso a pesar de tener 9 y 5 años solamente). Les digo: votar, en Australia, es una fiesta. ¡Si hasta el indio* me volvió a hablar!


*ves post "Rompiendo ídolos"



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