31 diciembre 2007

Pinta bien


Sólo contarles que acá ya tenemos con nosotros, recién estrenadito, el 2008 y se ve precioso y muy muy prometedor. Tres horitas y pico de uso y todo es fiesta, fuegos artificiales y alegría. Cuidémosolo que pinta bien la cosa. Se los cuido hasta que llegue por allí, en unas horitas. No se empachen con pan dulce, brinden con el corazón y bailen a rabiar. ¡Salud, gente hermosa, y salud, 2008! A vivirlo se ha dicho: ¡que empiece la fiesta!

30 diciembre 2007

Envío directo

El lunes 31 de dicembre tengo un casamiento. Sí, escucharon bien. El 31. En fin, ya me quejé y dije qué barbaridad, y a quién se le ocurre y con quién voy a dejar a los chicos, etcétera, así que pasemos a la anécdota: Coni, Jere y yo en el Seven Eleven eligiendo una tarjeta para acompañar el regalo. Coni me mostraba esta de acá, la otra de más allá, y Jere también: agarra una y me dice: "Mami, qué te parece esta?". La miro: la tarjeta tenía el dibujo de una llama ardiente, un maguen david y decía "with deepest sympathy". "No, Jerito: esa es para cuando alguien se muere", le explico mientras retomo la búsqueda. Seguimos revolviendo tarjetas, pasan unos cuantos segundos y en eso Jere, saliendo del silencio pensativo en el que se había sumido, me pregunta:
-Y qué, ¿¿se la mandan hasta al cielo??
(después de mi risa-sonrisa le explico que no, que me expresé mal, que la tarjeta no es para el muerto... ¡¡¡sino para los que lo sobreviven!!!).

Hasta la próxima, y Feliz Año Nuevo para todos. De todo corazón.

24 diciembre 2007

Más sólo que un judío en Navidad

Y sí, la frase no es muy original pero a ver, díganme ustedes, hermanos judíos, y con una mano en el corazón: ¿quién no ha deseado íntima -culpógena, paranoica, desesperadamente, ser goi por un día, siendo el tal día Navidad? ¿Quién no ha soñado con el arbolito, los regalos, Papá Noel, los renos, las botas rojas repletas de golosinas, el gorro con pompón, las cajas de regalos con cinta y moño como en las películas, y hasta la nieve y las canciones de Navidad? El clima se va acercando de a poquito, crece como una bola de nieve hasta que no hay ni un rincón de la ciudad no-navideño. Vas al supermercado y hay ofertas de pavos y catálogos verdirrojos; prendés la tele y dan las mejores películas de Navidad que te puedas imaginar (ah, aprovecho para confesarles que las películas de Navidad son mi género preferido); sin darte cuenta estás llevando a tus hijos al shule tarareando bajito Jingle Bells, jingle bells...
Este año declaré en la cena de hace unos días, así como al pasar, mis ganas de poner el arbolito. Sergio casi me mata mientras mis hijos soñaban ya con los regalos. Me hizo acordar a cuando el papá de Débora Sandhaus, mi amiga de la primaria, adornó en su casa de la calle Burela el hermoso pino que tenía en el jardín, con típicas decoraciones navideñas pero aclarando -y se trataba de una familia muy judía- que era un árbol de Jánuca, pero con regalos. Todavía resuena en la memoria auditiva y sensitiva de mis recuerdos cómo lo criticaron al pobre David y cuántos lo querían colgar a él mismo del arbolito y no precisamente del moño de la camisa.
Durante los últimos tres o cuatro días hubo por lo menos tres amigas que me dijeron "che, tenemos que ver qué hacemos el 25" y yo adiviné en ese chetenemosquever un acuerdo tácito entre judíos de que el 25 nosotros no somos ni parecemos pero tampoco queremos quedarnos en pampa y la vía: si "todos" se reúnen algo hay que hacer. El grito ahogado de la desesperación frente a la soledad, o lo que es peor: la soledad de observar cómo otros festejan y abren regalos y nosotros -los reyes de los festejos y las comilonas- esta vez miramos con la nariz contra el vidrio.
Para mejor ilustrar los ocultos deseos de nosotros los judíos en vísperas de Navidad paso a relatarles lo que pasó esta noche (24 de diciembre acá) en casa: cena común y corriente de ensaladas y ñoquis a la bolognesa. Después de la fruta, desesperadamente, empezamos a buscar alguna película de Christmas en la tele, los cinco acurrucados en el sillón como esperando la redención. En un canal daban un programa con los típicos villancicos. Eso no. Busquemos otro. A ver: ahí, dejá ahí que dan una película de Navidad! Era malísima, pero era la única y la empezamos a ver. Cuando terminó los chicos se fueron a sus camas. Jere pide que cuando termine de hacer mis cosas le vaya a dar un besito de buenas noches como siempre. Y he aquí el desenlace. Cuando llego a la habitación de Jere lo veo acostadito en su cama, bien contra la pared, y todos sus muñecos en la cama, en ronda, frente a él. Era todo un espectáculo.
-"Mami, estos son mis amigos y no son Jewish"
-Ah
-Así que estamos festejando Navidad... ¿Está bien?
-Claro, mi amor
Chuick. Besito de buenas noches.
Cuando me voy, después de apagar la luz, escucho que Jere tararea bajito y feliz Jingle Bells Jingle Bells y les reparte, a sus cada uno de sus "amigos no-Jewish" un regalo improvisado de su cajón de la mesita de luz. Claro, el único que no recibió regalo fue él, pero creo que se durmió feliz.
En fin, prometo para el año que viene ignorar con fe sincera los villancicos, los árboles navideños, las lucecitas de colores, el espíritu festivo, los saludos de Merry Christmas, las ofertas de pavos y ciruelas, las cajas con moño y al mismísimo Papá Noel.
Ah y, mami: lo del árbol era sólo una epxresión de deseos, quedate tranquila (dieciocho años de educación privada judía no han caído en saco roto... ¡¡¡ni siquiera en Navidad!!! Snif snif snif!!!).
Hasta la próxima. Nos vemos en Reyes. (Perdón: quise decir "nos vemos pronto")

Toqué el cielo con las manos:

conseguí mayonesa Helmanns.
Oh, a qué mundanas pasiones y alegrías por nimiedades nos llevan los placeres del paladar...

19 diciembre 2007

Dos diálogos cortitos


Llegó el boletín de Coni. Acá lo mandan por correo una vez terminadas las clases (por lo menos en Bialik). Nos sentamos alrededor de la mesa ratona a leerlo, Coni presente. Las notas buenísimas, los comentarios también. Coni chocha. En un momento leo -en voz alta, como lo venía haciendo- "Coni is a diligent, keen* student who applies herself very well ...bla bla bla" A Coni se le ilumina la cara, la sonrisa anchísima, los hombros levantados, de repente no cabía en sí de orgullo y vanidad.

-Viste, soy una Queen
-No, Coni. "Keen". Dice "keen student", no "queen student"
-Ah
*keen=entusiasta
__________________________________
Henry cumplió seis meses y estaba por empezar a comer sólidos por primera vez. Coni les cuenta a las amigas, la mar de entusiasmada que ese día cuando volviera del cole Henry iba a comer. Vuelve a casa, montamos la escena, Henry come una papilla, sacamos la foto, pone cara de asquito, escupe, etcétera. (O sea: lo típico).
Llega Coni al día siguiente al cole y les cuenta a las amigas que Henry finalmente comió por primera vez.
Se da la siguiente conversación (en inglés):
-Sabés -le dice Dana, una de las amiguitas de Coni que es israelí, a Samantha, otra amiguita - que Henry empezó a comer salads
-Salads? -pregunta Samantha sorprendidísima - Tan chiquito?
-Sí, me dijo Coni
-Coni!!! -la llama Sami- así que Henry empezó a comer salad??
-Salad?? No!
-Sí -le dice Dana a Coni - Vos me dijiste.
Coni se queda pensando. De repente entiende, sonríe y le dice:
-No, Dana. Dije "solids": He´ll start on solids, no " on salads".
-Ah

Fin - The End


17 diciembre 2007

El parto más largo del mundo

Sábado a la tarde. Mc Donalds (y bueh, el que nunca fue a Mc Donalds que tire la primera piedra!). En la mesa de al lado había dos mujeres y dos niños. Una de las mujeres llevaba pañuelo en la cabeza y entre ellas hablaban lo que a mí me parecía era árabe. En un momento salgo al pelotero a ver a Coni y Jere, y sale también el varoncito de la mesa y se me acerca. Le hace monerías a Henry y yo me pongo a hablar con él.
-¿En qué idioma estaban hablando ustedes? ¿En árabe?
-No -me contesta, lacónico (o quizás tímido) el nene, unos cinco o seis años él.
-Y decíme, lindo, ¿esa del pañuelo es tu mamá?
-Sí.
-Aaaah. Y decíme, ¿de dónde son ustedes?
-Y... -me mira, con sus ojos negros haciendo memoria, se veía que me quería dar la respuesta acertada pero que no era tan simple, tan lineal.
Le vuelvo a preguntar:
-¿De dónde son?
-Mi papá es de Vietnam. Mi mamá de Turquía.
-¿Y vos?
-Yo... yo nací mitad en Sri Lanka y mitad en Australia.

(Oh my god, ¡¡qué parto largo!! pobre mujer, pensé, ¿habrá sido un parto en el avión? ¿Una emergencia? ¿Un parto prematuro? ¿Una colaboracíon médica internacional? ¿Un trabajo de parto de varios días?)
Pero no, claro, lo que el nene me había querido decir era que nación en Sri Lanka, pero que cuando era recién nacido se vinieron para Australia. La mamá me lo aclaró todito todito mientras se terminaba el big mac con papas fritas y me miraba con cara de no podés ser tan tonta como para haber entendido otra cosa. Todavía me quedaba preguntarle en qué idioma hablaban y pedirle que me repitiera por enésima vez el nombre de su hijo que no había podido captar (¿Untu? ¿Utum? ¿Hutu? ¿Nuhut?) pero preferí, como pocas veces, hacer un culto a la curiosidad abriendo el pico sólo para terminarme mi Quarter Pounder con queso. Nos saludamos con un tibio bye, mientras ella habrá pensado "estos argentinos son medio lelos", y yo pensaba "estos vietnamitoturcosrilankeses no tienen piedad". A lo lejos, Untu (¿Utum? ¿Hutu?...) me sonreía, ajeno a todo, con levedad. No pude menos que devolverle la sonrisa a quien fuera -al menos por unos minutos- el bebé del parto más largo del mundo.

13 diciembre 2007

Literalmente

El sentido figurado - su comprensión- implica un escalón más en la comprensión del idioma. Es como la ironía, o mejor dicho la sátira: para entenderlas hay que conocer el producto base. Por ejemplo en una sátira de Caperucita Roja en la que el lobo en vez de comerse a la abuelita la asalta y pide rescate, hay que conocer primero la veradera versión de Caperucita para que nos dé gracia la versión modificada. Con el sentido figurado pasa algo similar. Y, evidentemente, es una de las cosas que se pierden cuando no se trata de la lengua madre de uno, o, tratándose de ella, se vive en otro idioma, como es nuestro caso. Entonces, a pesar de los intentos de preservar el tesoro, el hecho de no vivir rodeado e inmerso en esa lengua genera pérdidas, baches en la comprensión, pequeñas lagunas. Por ejemplo, cuando Coni juega al básket le gritamos "¡¡poné huevo, Coni!!!", y Coni nos mira y por la expresión de nuestras caras, la agitación de manos y también porque llegó de más grande, entiende, o mejor dicho puede llegar a darse una idea de lo que queremos transmitirle (es decir: sabe perfectamente que no le estamos pidiendo que ponga un huevo en algún lado, literalmente, sino que entiende que es una arenga deportiva para que deje el alma en la cancha). Pero Jere, que llegó aquí cuando tenía uno y medio, entiende el castellano de manera mucho más literal. Para él poné huevo es tomar un huevo y ponerlo en otro lado - salvo que le expliquemos. "No tirar la toalla" no implica en su mente seguir luchándola hasta el final sino, literalmente, no dejar la toalla en el piso tirada. En base a esto es que siempre nos acordamos de cuando una vez le dije a Jere:
-Gordo, cuidado, no toques eso que está caliente.
Jere se puso a llorar desconsoladamente. No entendíamos porqué.
-¿Qué pasa Jerito, por qué llorás?
-Buaaaaah, buaaaaaah
-¿Qué pasa, gordo?
-Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah. (Más fuerte aún)
-Dale, Jere ¿por qué llorás? Decinos.
-¡¡¡Es que yo no soy gordo!!!!
Nos matamos de la risa (no literalmente). Y le explicamos lo de los apodos cariñosos, como gordo, bombón, cuchi cuchi, bicho, bichito, pichón, etcétera (sólo dios sabe la variedad que hay! Habría que estudiar zooolgía para ser experto en eso). En fin: no sé si Jere se quedó pancho, se quedó en el molde, o estaba en las nubes... pero lo que es seguro es que cada vez que le decimos algo nos fijamos primero qué sentido literal tiene. Por las dudas.

09 diciembre 2007

Spanglish

-¿Qué hacés mañana, Jere?
-Tengo un cumple.
-¿De quién?
-De Harry.
-¿Cuántos años tiene?
-Tiene 5 pero is cumpling 6.
______________________________

-Mirá este juego Jere, ¿no es genial?
-Sí, mami está culísimo* *(cool= genial, en inglés)

07 diciembre 2007

La denuncia policial

Aire acondicionado. Sillones tapizados. Olor a pinos silvestres. Baldosas relucientes. Aire puro, sin rastros de tabaco en el ambiente. Él: perfume francés. Sonrisa respetuosa. Impecable uniforme -pero cómodo-. Si no hubiese sido porque empecé a hacer la declaración del robo de la bici, no me hubiese dado cuenta de que estaba en una comisaría. La imagen guardada en mi retina ancestral de lo que es un destacamento policial no condecía en ninguno de los dos sentidos -visual y olfativo- con lo que ayer viví.
La declaración tomó apenas diez minutos. El sargento meneaba la cabeza mientras yo le relataba que, de la cochera al aire libre de mi casa, me robaron la bicicleta azul de mi hijo, que era casi nueva. Le daba una bronca bárbara: "Algún bastardo se la llevó para entegarla como regalo de Navidad", me dijo. Y la palabra bastardo estalló en mis oídos dulce como una venganza. Ya está: aunque la bici no aparezca nunca, aquél sargento de policía -Paul- mascullando rabia frente al simple robo de una bici en su distrito, me habrá devuelto para siempre la esperanza en una fuerza policial que está de verdad-pero de verdad verdadera- "Al Servicio de la Comunidad"...

05 diciembre 2007

Y en Australia también


Qué desilusión: nos robaron la bici de Jere. Quedó en la cochera de casa, que es en realidad un espacio guarda-coche, o sea abierto, y se ve desde la calle. Ahí tenemos también la cortadora de pasto, una mesa con sillas para los chicos, pelotas, todo, todo a la vista. Considerando que ya van cuatro veces que nos fuimos de casa olvidándonos la puerta abierta (léase: de par en par, no es que solamente nos olvidamos de cerrar con llave, sino que la dejamos abierta, como para que entre Elihau Hanabih, digamos, para ser gráficos); decía, considerando que nos olvidamos la puerta abierta cuatro veces y nunca nos faltó ni un alfiler, podríamos decir que nuestra ingenuidad (¿alguien dijo gilada, por ahí?) mostró su lado flaco.
Jere no está angustiado pero yo tengo una bronca bárbara. Hoy puse un cartel en la calle "invitando" a la persona que se llevó la bici "para dar una vuelta" que por favor la devuelva, que mi hijo la está esperando. Mañana voy a hacer la denuncia a la policía. Después les cuento (va a ser interesante ver cómo tratan el tema -y a mí- acá. Mi vecina me contó que justo hoy tuvo la reunión mensual de Neighbourhood Watch, que es la asamblea de vecinos que se reúne regularmente para llevar el recuento de delitos en el barrio, implementar sistemas de alerta entre los vecinos, mejorar la seguridad. Todos los meses -o quizás es cada dos meses, no me acuerdo- llega un resumen a las casas diciendo si hubo robos, qué robaron y cómo entraron al lugar. Qué triste que en el del mes que viene esté nuestro caso :(
En fin. Vieron que acá también tenemos nuestros propios ladrones locales. Los mantendré al tanto de las novedades.

03 diciembre 2007

Un dialoguito con Jeremías

-¿Qué tal te fue en el jardín, Jere?
-Mal
-¿Por?
-Por Gali* *(Gali es la maestra de Jere de hebreo)
-Es mala.
-¿Por?
-Porque sí. Es mina.
-¿Qué?
-Es mina
(Guau, pensé, cómo sabe Jere esa palabra si llegó cuando tenía un año y medio...)
-Ajá. A ver, contame un poco más.
-Es mina. ¡Muy mina!
-.... ¿Gali es muy mina?
-Sí
-Jere, prestame atención: Gali, tu teacher, la gordita, ¿es muy mina?
-Sí. Papi también dice.
-¿Qué? ¿Qué decís?? ¿¿¡¡¡Papi dice que tu teacher Gali es muy mina!!!???
-Sí. Es más mina que Rachel* *(la teacher de inglés)
-¿¿¡¡Qué!!??
OK. Eso ya era demasiado. Así que empecé de nuevo. Y pregunta va, pregunta viene, le digo:
-Pero Jere, a ver: ¿qué quiere decir mina?
-Mina, mami, mina: como "mean"
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh. "Mean".
Gali es mean, un poquito mala. Se dice mean también, aunque sea mujer. En inglés se dice igual para varón que para mujer. Un hombre gordo es fat y una mujer gorda es fat, no fata.
-Sí, pero yo lo estaba diciendo en castellano, mami!...
-Pero mean es en inglés, Jerito. En castellano se dice mala, ruda, agresiva.
-Ah.
-Vení que te doy un beso. Te quiero mucho. Chuick. Chuick. Chuick.
-Y mami... ¿por qué estás tan contenta ahora?
-Por nada, mi amor, por nada.


FIN*

GALI y RACHEL


*Aclaración: tengo que aclarar so peligro de divorcio que Sergio nunca dijo ni "a" de las teachers, pero Jere es un experto en poner el discurso a su favor :). Cuando más tarde le volví a sacar el tema y le pregunté si era cierto que papi había dicho eso de las teachers (porque me resultaba imposible de creer) Jere puso cara de póker y dijo "no, YO dije... ¡pero papi se quedó callado!
Hasta la próxima




01 diciembre 2007

"Always wear clean underwear"...

Me fascina cuando me pasan cosas que son típicas de los sueños, o de la imaginación popular. Tan típicas que no pasan nunca, hasta que te pasan. Ayer estuvimos invitados a cenar a lo de unos amigos (o, mejor dicho, amigos en potencia, todavía no sabemos cómo se desarrollará la relación). Son los papás de una compañerita de Jere del jardín. La cena era a las seis (sí, sí, ya sé: qué temprano). Prometí llevar una torta. La compré con mis propias manos. A las seis estábamos todavía como a ocho minutos, y por ser la primera vez y por cortesía y porque dicen que la primera impresión se da en los primeros dos minutos -nosotros ya llevábamos seis de desventaja- y porque el celular lo permite, llamamos para avisar que estábamos un poquitín retrasados. A las seis y nueve estábamos en la puerta. Bajamos nosotros, los chicos, a Henry, al cochecito, la torta, el bolso del bebé y los abrigos mientras Venee (es como René, pero con V) salía a recibirnos. Descalzo. Ok, pensé, hace calor. Saludo va, presentación viene, qué linda zona, sí, me la alquilan del trabajo la casa, ah, qué bueno, ésta es Coni, hola Coni, y a Jere lo conocés, sí, pasen, pasen... Rachel estaba esperando adentro. Cuando llegamos a la entrada noté con alivio que ella tampoco se había cambiado de ropa (nos habíamos visto ya a la tarde, en un cumple). Pero de repente descubro que ella también estaba descalza. Y al mirar un poquito más allá, ¡vaya sorpresa! al ladito del umbral unos estantitos lleeeeeeenos de zapatos.
-Ah -le digo- ustedes no usan zapatos, ¿no?
-No, en la casa no...
-No, claro, en la casa me refería, ¿te imaginás si no? jaja
-jaja...
-jaja...
-jaja...
-jaja...
.jaja...
Rachel torta en mano y yo jajá jajá porque en realidad, mi cabeza, a mil por ahora, repasaba mentalmente la higiene pédica de mi familia y la mía propia, imaginando uñas gigantes, hongos sin curar, medias con agujeros, roña incrustada en la comisura de la uña del dedo gordo, callos, durezas y olor. (Es como cuando tenés un accidente en la calle y lo primero que pensás es si estás depilada y si tenés la ropa interior en condiciones.)
-Pasen - dijo por fin Rachel
Y pasamos nomás. Jere feliz de la vida cuando le dije que se tenía que sacar los zapatos: siempre es al revés, él se los quiere sacar y yo no lo dejo: "es mala educación", le digo. Pero ya ven: hasta el concepto de mala/buena educación es relativo, y sobre todo culturo-dependiente.
Y así, todos descalcitos, pasamos una velada maravillosa con Venee y Rachel (él es indio y ella americana, de Vermont), comimos couscous con porotos, tarta de espinaca y otra cosa que no sé.
Eso sí: estábamos todos limpitos, gracias a dios.