Ya lo decía la publicidad de Banco Río: "Un buen nombre es lo mejor que uno puede tener". ¡Y díganselo a los migrantes! Cuando llegamos a Australia notamos primero que todo la facilidad con que los australianos se acuerdan de tu nombre. Alguien te presenta a una persona y estáte seguro de que si la volvés a ver dentro de tres, seis o nueve meses te va a saludar por tu nombre: no se lo olvidó. He aquí que cuando te conocen te preguntan una y otra vez cómo te llamás si no entendieron desde el principio. Lo cual ocurre con mucha frecuencia, dada la cantidad de inmigrantes con que cuenta el país. En mi caso es fácil: Daniela, es conocido y existe en muchos idiomas. A lo sumo me pueden llegar a llamar "Daniellle", como en francés, pero vaya y pase. Con Sergio la cosa se complica un poquitín más, pero todo queda solucionado cuando él mismo se presenta como "Serchio". Clarísimo y nadie le vuelve a preguntar por segunda vez. ¡Un poroto para Sergio! Después sigue Constanza. Ya en Argentina le decíamos Coni y lo escribíamos así (ce, o, ene, i). Así que a la pregunta de cómo te llamás, si decimos Constanza les resulta difícil (y muuuuuuy extravagante) pero Coni lo entienden perfectamente. Es más, ellos tienen el nombre Connie que es el equivalente. No bien llegamos, Coni, que ya dije tenía cinco y medio, ya sabía escribir bastante y entre otras cosas su nombre. Al poco tiempo empezó sin embargo a notar que la gente lo escribía Connie. Y en una actividad de arte en el que había que hacer cosas de yeso, una nena que la estaba ayudando le escribió su nombre CONNY. A ella le gustó tanto que empezó a firmar así de ahí en más. Sin embargo, ella veía que yo cada vez que escribía su nombre (en notas para la escuela, o atrás de los dibujos -de recuerdo- seguía escribiendo Coni). Pasaron los meses, los años, y he aquí que un día de 2007 veo unos papeles de ella firmados "Coni"... también su agenda, sus dibujos... Y le pregunté: Coni había decidido adoptar nuevamente y para siempre la grafía castellana de su nombre (demás está decir que a mí me encantó).
Y llegamos por último a Jere... lejos el más más más complicado para pronunciar para los australianos. La jota del principio ya les es un parto, pero cuando encima se combina con la erre suave ("ere") del medio están listos para colapsar!! DE todos modos nosotros, como ya lo habrán adivinado, cada vez que nos preguntaban cómo se llama el nene decíamos Jeremías con la pronunciación en castellano, y nos la pasabamos diez minutos entre deletrándolo y explicándoles de dónde viene. Claro que ellos tienen el equivalente Jeremy, pero miren qué paradoja: mientras que nosotros elegimos Jeremías justamente por lo distinto y poco usado en Argentina, acá en Australia Jeremy es de lo más común. Es como llamarse José. ¡Qué frustración! Además Jeremías nos encanta y Jeremy, la verdad, no. Así que insistimos... los compañeritos de Jere lo aprendieron a la perfección. Bueno, casi. Pronuncian la erre a lo australiano y la jota aspirada (como una "hey" en hebreo). Pero lo hacen con total naturalidad. Sin embargo, con el tiempo empezamos a notar que los adultos no lo llamaban por el nombre, ni lo mencionaban por el nombre cuando hablaban de él. Dicen "your son" o pronuncian el nombre pero bajito, como con verguenza. Y esot evidentemente lo notó Jere también. Tal es así que el otro día, sin saber que yo estaba escuchando, cuando el profe nuevo de natación le preguntó su nombre, él dudó una décima de segundo antes de responder: "JEREMY". El corazón me hizo una puntadita, pero entendí que uno no se puede pasar la vida entera deletreando su nombre. Así que es un misterio cómo será de acá en más. Sus amiguitos del jardín y las maestras aprendieron a decirlo (Heremías, con la hache aspirada y arrastrando la erre, pero es lo más cercano que pueden y brindo por ese esfuerzo). Pero a futuro, veremos. Es que ni el mismo Jere sabe!! (Otra variante es la pronunciación Sheremaias, que también se la escuché decir a Jere en respuesta a what´s your name... mmmmh... me muero por saber qué sentirá Jere con todo esto, dentro de sí...).
En fin, creo que está demás explicar porqué cuando nació nuestro tercer hijo, en junio de este año, no dudamos en ponerle HENRY!!! Clásico y, sobre todo, fácil de pronunciar. Bah: ¡¡para ellos!! La verdad, miren qué loco, es que la gente pronuncia mejor Henry que nosotros que somos los propios padres.
Y para terminar, una anécdota: Lo cierto es que elegir el nombre para Henry nos costó muchísimo, y llego un momento en que parecía que en casa sólo se hablaba de eso. Coni y Jere tenían sus sugerencias, nosotros teníamos la última palabra, y la cosa venía difícil, y hasta hubo algún que otro puchero por no aceptar alguna sugerencia. Así que cuando "el trabajo" estuvo terminado y elegimos HENRY, se los contamos a Coni y Jere en la cena. Todos chochos y felices de tener finalmente un nombre para el nuevo hermanito por nacer, y, calculo yo, de tener que dejar de "pensar". Pasaron unos días y estábamos una tarde en casa mientras Jere repetía para sí "Henry, Henry" todo contento, cuando de repente se le transforma la cara y me grita, todo preocupado:
- UUUUUUUUUUUY, MAMI!..........
-¿Qué, mi amor?
- .......¡¡¡LE TENEMOS QUE PONER UN APELLIDO!!!
Y llegamos por último a Jere... lejos el más más más complicado para pronunciar para los australianos. La jota del principio ya les es un parto, pero cuando encima se combina con la erre suave ("ere") del medio están listos para colapsar!! DE todos modos nosotros, como ya lo habrán adivinado, cada vez que nos preguntaban cómo se llama el nene decíamos Jeremías con la pronunciación en castellano, y nos la pasabamos diez minutos entre deletrándolo y explicándoles de dónde viene. Claro que ellos tienen el equivalente Jeremy, pero miren qué paradoja: mientras que nosotros elegimos Jeremías justamente por lo distinto y poco usado en Argentina, acá en Australia Jeremy es de lo más común. Es como llamarse José. ¡Qué frustración! Además Jeremías nos encanta y Jeremy, la verdad, no. Así que insistimos... los compañeritos de Jere lo aprendieron a la perfección. Bueno, casi. Pronuncian la erre a lo australiano y la jota aspirada (como una "hey" en hebreo). Pero lo hacen con total naturalidad. Sin embargo, con el tiempo empezamos a notar que los adultos no lo llamaban por el nombre, ni lo mencionaban por el nombre cuando hablaban de él. Dicen "your son" o pronuncian el nombre pero bajito, como con verguenza. Y esot evidentemente lo notó Jere también. Tal es así que el otro día, sin saber que yo estaba escuchando, cuando el profe nuevo de natación le preguntó su nombre, él dudó una décima de segundo antes de responder: "JEREMY". El corazón me hizo una puntadita, pero entendí que uno no se puede pasar la vida entera deletreando su nombre. Así que es un misterio cómo será de acá en más. Sus amiguitos del jardín y las maestras aprendieron a decirlo (Heremías, con la hache aspirada y arrastrando la erre, pero es lo más cercano que pueden y brindo por ese esfuerzo). Pero a futuro, veremos. Es que ni el mismo Jere sabe!! (Otra variante es la pronunciación Sheremaias, que también se la escuché decir a Jere en respuesta a what´s your name... mmmmh... me muero por saber qué sentirá Jere con todo esto, dentro de sí...).
En fin, creo que está demás explicar porqué cuando nació nuestro tercer hijo, en junio de este año, no dudamos en ponerle HENRY!!! Clásico y, sobre todo, fácil de pronunciar. Bah: ¡¡para ellos!! La verdad, miren qué loco, es que la gente pronuncia mejor Henry que nosotros que somos los propios padres.
Y para terminar, una anécdota: Lo cierto es que elegir el nombre para Henry nos costó muchísimo, y llego un momento en que parecía que en casa sólo se hablaba de eso. Coni y Jere tenían sus sugerencias, nosotros teníamos la última palabra, y la cosa venía difícil, y hasta hubo algún que otro puchero por no aceptar alguna sugerencia. Así que cuando "el trabajo" estuvo terminado y elegimos HENRY, se los contamos a Coni y Jere en la cena. Todos chochos y felices de tener finalmente un nombre para el nuevo hermanito por nacer, y, calculo yo, de tener que dejar de "pensar". Pasaron unos días y estábamos una tarde en casa mientras Jere repetía para sí "Henry, Henry" todo contento, cuando de repente se le transforma la cara y me grita, todo preocupado:
- UUUUUUUUUUUY, MAMI!..........
-¿Qué, mi amor?
- .......¡¡¡LE TENEMOS QUE PONER UN APELLIDO!!!
Acá va una foto de Henry. Herskovits, por supuesto :)
Confusión primera: ¡¡¡no sé responder al título del post!!!
ResponderEliminarSucede que aprendí escribir mi nombre con la grafía inglesa, y nunca me encontré en la forma castellana: ni con i, ni con ye, nada de latinas ni griegas.
Y, al revés que vos, mi madre escribía en las notas para el colegio así: “Debbie”
Fui –soy- Debbie, inexorablemente. Aunque –confieso- tampoco me hallo demasiado en estas letras. La solución (tímida) o la alternativa (de escapatoria), parece asomar por la economía de letras: “deb”, “D.” (de, punto)
En fin.
Espero conocer pronto a Henrry (así, con la torpeza de la erre fonoaudiológica y porteña)
¡Ah! A propósito del switch de idioma [Alt+Shift]. Quiero "The Shopping list".
Besos, abrazos, saludos,
D.
Hola!!!
ResponderEliminarGraciasssssssssssssss!!!!
me respondiste la pregunta del millon que como ya sabes era como se escribía el nombre de mi prima.
Ahora en los e-mails o cuando chatiemos le voy a poder escribir tranquilamente CONY.
Me encanto este post.
Cuando me termine de hacer mi pagina te la digo, todabia no la termine.
Besos
Chau
Juli