Una - ¿cómo es que se siguen batiendo récords? ¿Es por drogas, es por entrenamiento, es por el avance de la tecnología que permite mejores y más eficaces entrenamientos? ¿Y hasta dónde vamos a llegar?
Y dos - ¿saben por qué Juegos Olímpicos se abrevia J.J.O.O. y no J.O. en la prensa en español? Porque cuando se usan siglas y la palabra es en plural, se repite la incial. Como en E.E.U.U., R.R.H.H...Interesante, ¿no?
Este dato me lo dio un super super amigo que sabe todo :).
Nací en Argentina, migré a cuatro países, parí en tres idiomas. Viví en inglés, rezo en hebreo, pienso en español. Amo mi lengua madre por lo que es: seductora, lujosa, rica e intelectual.Y por lo que puede ser: atorrante, mundana, chabacana, popular. Este blog nació cuando vivía en Australia mientras arrullaba a mi hijo en español y alrededor todo era inglés. Ahora vivo en México, extraño el inglés, canto en hebreo y quiero aprender chino mandarín. Sueño con vivir en New York. O en Tel Aviv.
18 agosto 2008
13 agosto 2008
De menor a mayor
07 agosto 2008
Respuesta a V.
V. me acaba de mandar un mail.
Y me pregunta cosas sobre Melbourne, sobre la migración.
Que cuáles son las cosas que añoro...
Creo que puedo resumirlo en las dos siguientes frases:
1) Todavía me quedo pagando con los chistes (es decir, hago chistes y nadie se ríe)
2)Todavía me miran espantados cuando hago preguntas "íntimas", léase: "¿cuántos años tenés?" (qué terrible!!! no puedo creer que pregunté eso!!!) o: "¿a qué te dedicás?" (Oh my god, did I just ask that?!!!!).
A veces me siento que no vine de Argentina sino de otro planeta.
O de otro pozo.
Y eso que por lo menos aprendí a no preguntar preguntas íntimas de verdad-verdadera como: "¿te llevás bien con tu marido?"... "¿pensás tener más hijos?"... "¿por qué tenes esa cicatriz?"... "¿cuántas veces por semana?"...
Ahí creo que me excomulgan.
Fuera de eso, V., todo bien.
Australia vale la pena.
Y me pregunta cosas sobre Melbourne, sobre la migración.
Que cuáles son las cosas que añoro...
Creo que puedo resumirlo en las dos siguientes frases:
1) Todavía me quedo pagando con los chistes (es decir, hago chistes y nadie se ríe)
2)Todavía me miran espantados cuando hago preguntas "íntimas", léase: "¿cuántos años tenés?" (qué terrible!!! no puedo creer que pregunté eso!!!) o: "¿a qué te dedicás?" (Oh my god, did I just ask that?!!!!).
A veces me siento que no vine de Argentina sino de otro planeta.
O de otro pozo.
Y eso que por lo menos aprendí a no preguntar preguntas íntimas de verdad-verdadera como: "¿te llevás bien con tu marido?"... "¿pensás tener más hijos?"... "¿por qué tenes esa cicatriz?"... "¿cuántas veces por semana?"...
Ahí creo que me excomulgan.
Fuera de eso, V., todo bien.
Australia vale la pena.
05 agosto 2008
Ayer tuve una vivencia fascinante:
conocí a mi vecino!
Después de cinco años de vivir en el mismo barrio, misma calle, mismísima casa, finalmente me topé con mi vecino de al lado. Y hasta se presentó y me dio la mano.
Es que Henry decidió salir a caminar aprovechando que salimos a sacar la basura. Y como es una criaturita no inciada en el tema de la propiedad privada, en vez de caminar derecho por la vereda como cualquier ciudadano que se precie de tal, el muy sinverguenza se metía en todas las casas, al mejor estilo sodero. Y hete aquí que en cuanto se mete a la casa de al lado -al porche, digamos- justito llega el dueño, que va directo a su buzón a recoger el correo postal, como cualquier australiano que también se precie de tal. Me mira sorprendido de ver una cosita rubia merodeando por su propiedad, y más sorprendido aún, supongo yo, de que la madre de la cosita rubia -rubia ahora también, debo aclarar- no hacía nada por sacarlo de allí. El vecino luego intentó un aniñado "helloooooooooo" hacia Henry, y ahí le tuve que explicar "es que recién se largó a caminar"... A lo que el hombre me dice:
- "Y vos vivís por acá?".
-"Sí. Precisamente al lado tuyo"
-"Ah" - me extiende la mano- "yo soy Raymond".
-"Daniela"
Y luego... la pregunta de rigor...
-"De dónde es ese acento tan lindo" (¡!)
-De Argentina (sonrisa fija)
En fin, la conversación se extendió por unos minutos con las preguntas de libreto, pero me atrevería a confesar, por el brillo de sus ojos, que Raymond también estaba fascinado por la apasionante, increíble, latina vivencia de haber conocido a su vecina, en este país tan amorosamente anglosajón necesitado de calorcito.
Pero la historia no termina allí... Algunas casas vienen de a tres, en filita. Es como un terreno alargado hacia atrás con dos, tres, o cuatro casas generalmente idénticas construidas una atrás de la otra. O sea que las personas que viven allí son como "supervecinos", por la cercanía.
Ahora bien, mientras estaba charlando con Raymond llega otro auto, y tuvimos que corrernos para dejarlo pasar. Era la de la casa de atrás de Raymond. Miro a la conductora y la reconozco: ¡la dueña del negocio donde me compro los jeans!
"Hola", le digo, "vos sos la de los jeans".
"Ah, sí, hola" -me dice. Y, mirando a Raymond, sorprendentemente ella me pregunta:
-"¿Este es tu papá?"
-"No" -le digo, atónita- "es tu vecino de al lado".
-"Ah".
¿Pueblo chico, dije, hace poco? No se nota.
Después de cinco años de vivir en el mismo barrio, misma calle, mismísima casa, finalmente me topé con mi vecino de al lado. Y hasta se presentó y me dio la mano.
Es que Henry decidió salir a caminar aprovechando que salimos a sacar la basura. Y como es una criaturita no inciada en el tema de la propiedad privada, en vez de caminar derecho por la vereda como cualquier ciudadano que se precie de tal, el muy sinverguenza se metía en todas las casas, al mejor estilo sodero. Y hete aquí que en cuanto se mete a la casa de al lado -al porche, digamos- justito llega el dueño, que va directo a su buzón a recoger el correo postal, como cualquier australiano que también se precie de tal. Me mira sorprendido de ver una cosita rubia merodeando por su propiedad, y más sorprendido aún, supongo yo, de que la madre de la cosita rubia -rubia ahora también, debo aclarar- no hacía nada por sacarlo de allí. El vecino luego intentó un aniñado "helloooooooooo" hacia Henry, y ahí le tuve que explicar "es que recién se largó a caminar"... A lo que el hombre me dice:
- "Y vos vivís por acá?".
-"Sí. Precisamente al lado tuyo"
-"Ah" - me extiende la mano- "yo soy Raymond".
-"Daniela"
Y luego... la pregunta de rigor...
-"De dónde es ese acento tan lindo" (¡!)
-De Argentina (sonrisa fija)
En fin, la conversación se extendió por unos minutos con las preguntas de libreto, pero me atrevería a confesar, por el brillo de sus ojos, que Raymond también estaba fascinado por la apasionante, increíble, latina vivencia de haber conocido a su vecina, en este país tan amorosamente anglosajón necesitado de calorcito.
Pero la historia no termina allí... Algunas casas vienen de a tres, en filita. Es como un terreno alargado hacia atrás con dos, tres, o cuatro casas generalmente idénticas construidas una atrás de la otra. O sea que las personas que viven allí son como "supervecinos", por la cercanía.
Ahora bien, mientras estaba charlando con Raymond llega otro auto, y tuvimos que corrernos para dejarlo pasar. Era la de la casa de atrás de Raymond. Miro a la conductora y la reconozco: ¡la dueña del negocio donde me compro los jeans!
"Hola", le digo, "vos sos la de los jeans".
"Ah, sí, hola" -me dice. Y, mirando a Raymond, sorprendentemente ella me pregunta:
-"¿Este es tu papá?"
-"No" -le digo, atónita- "es tu vecino de al lado".
-"Ah".
¿Pueblo chico, dije, hace poco? No se nota.
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