Ahora tiene cinco y medio. Ya no dice salquetines (lamentablemente) y muy pocas veces dice luenga. Por otra parte, casi asesino al madrij de mi hijo que le explicó que no son "las muñecas de los pies" sino los tobillos. Por qué?? ¡Si era tan bello que dijera mami me duelen las muñecas de los pies! Pero, sin embargo, como nada muere sino que evoluciona, aquí van las últimas adquisiciones de mi hijo a punto de entrar a kinder:
-Mami
-Qué mi amor
-¿Me vas comprar el regalo que me prometiste?
-Sí mi amor
-¿Seguro?
-Segurísimo
-Bueno... pero mejor... haceme un juramiento
-¿Un que?
-Un juramiento
-(suspiro de amor)
(¿cómo te explico hijo que acabás de inventar sin darte cuenta una palabra genial, mezcla de juro y miento, que es un poquito lo que hacemos todos? Te amo.)
Otra perla:
-Henry, este año entrás a kinder!
-...(silencio)
-Ya sos grande
-...(nada)
-Los más grandes del jardín
-...(mutis)
-Ya vas a aprender a leer
-...(más silencio aún)
-Y a escribir
-...(silencio de ultratumba)
-Qué genial, verdad? (silencio de mi pequeño interlocutor quien, sin embargo, finalmente dice):
-Mami, yo no necesito todo eso: yo, lo que necesito, es alguien que sepa saber
Te amo, hijo, con todas las letras.