22 febrero 2010

Saquemos una hoja

Amo los fines de febrero de todos los años de mi vida. El motivo es nimio y grandioso: las vidrieras se llenan de artículos escolares. Cuadernos, lápices, etiquetas, medias tres cuarto blancas y jumpers azules. Me da una excitación indescriptible. Camino entre los cuadernos espiralados y diccionarios oliendo su tinta nueva (y eso por lo menos desde los seis años, sino desde antes). Acaricio los guardapolvos almidonados y aspiro enajenada el olor a artículos de librería todavía sin estrenar. Siempre amé los comerciales de fin de febrero, también, por el mismo motivo (...con los zoquetes y con las medias, Ciu-da-d-e-la...). Es simple: condensan la promesa de un nuevo comienzo. Se puede volver a empezar, todo el camino está aún por recorrerse y se puede triunfar. La hoja está en blanco, qué enorme y promisorio placer.