Que Coni está creciendo y entrando adelantadamente en el mundo adolescente ya viene siendo un hecho desde hace unos meses. Que la puerta de la habitación la quiere cerrada, que estoy en mi mundo, que me pongo lo que quiero, que desafío las reglas, etcétera por tres. Y también está el famoso intento de diálogo:
-¿Qué estás haciendo, Coni?
-Nada
O este otro:
-¿Cómo te fue hoy?
-Bien
-¿Qué hicieron?
-Nada
O la variante:
-¿Cómo te fue hoy?
-Bien
-¿Qué hicieron?
-Nada
-¿Cómo nada?!
-No me acuerdo
Asi la vida. Y hete aquí que el otro día Coni estaba chateando y yo mirando la tele, al lado. Desde mi posición podía ver que chateaba con alguien hace rato pero no veía con quién.
Le pregunto:
-Coni, ¿con quién chateás?
-Con nadie.
-Coni decime con quién chateás
-Con nadie.
-Constanza decime inmediatamente con quién chateás
-Con nadie, mami, con nadie!! (furiosa)
-Constanza (imagínenme más furiosa, a punto de matarla) pero me decís inmediatamente con quién chateás qué te creés vos no te lo voy a leer pero quiero saber con quién cómo me vas a decir con nadie si yo escucho y veo perfectamente que estás en el chat y estás dale que te dale tecleando y riéndote pero qué te pensás mocosa
-Es que es un robot, mami, ¡¡¡¡¡¡¡¡un robot!!!!!!!!!
Y así era. Esta vez no era la respuesta evasiva pre-adolescente sino una respuesta sincera. Resulta que podés agregar a tu msn un contacto que se llama "smarterchild" que está online las 24 horas y te chatea, contesta tus preguntas, te ayuda con la tarea, te da consejos, te cuenta chistes, te escucha... ¡¡¡y no te rompe las guindas como tu madre!!!
El ataque de risa que nos agarró con Coni fue fenomenal. Delicias subibájicas de la relación madre-hija prepúber, diría yo.
Hasta la próxima.
Nací en Argentina, migré a cuatro países, parí en tres idiomas. Viví en inglés, rezo en hebreo, pienso en español. Amo mi lengua madre por lo que es: seductora, lujosa, rica e intelectual.Y por lo que puede ser: atorrante, mundana, chabacana, popular. Este blog nació cuando vivía en Australia mientras arrullaba a mi hijo en español y alrededor todo era inglés. Ahora vivo en México, extraño el inglés, canto en hebreo y quiero aprender chino mandarín. Sueño con vivir en New York. O en Tel Aviv.
18 enero 2009
06 enero 2009
Corazón tripartito
Sabrán ustedes que estoy conmocionada por todo lo que está pasando en ese eufemismo que llamamos "Medio Oriente". Desde que empezó la defensa israelí por aire estamos dale que dale hablando del tema, en casa, cada cena y cada mediodía, tirando nombres de partidos y de gente y de ciudades y de muertos. Pero es difícil entender el panorama, es complejo, y para uno de seis más aún: Jere quiere saber quiénes son los buenos y quiénes los malos. Full stop. Así que pregunta ("¿pero nosotros quién queremos que gane?"). Y ahí la respuesta se nos atraganta, mientras los muertos "del otro lado" suben pero los nuestros también sufren. Una mujer embarazada acaba de caerle un mortero a unos metros, un hombre en Sderot acaba de sufrir un ataque cardíaco por el pánico... Las secuelas...
Pero Jere no entiende. Hace poco recibió la ciudadanía australiana, y la pucha que eso lo puso orgulloso como pavo real! Así que estuvimos dale que dale con lo de que somos australianos y qué lindos los canguros y las fronteras insulares. Y ahora, tras su pregunta después del noticiero de las siete, le decimos que nosotros amamos Israel, que es el país de los judíos, nuestro, de todos, que lo queremos defender, es como nuestro país también, siempre pensamos en él y queremos ir.
Éntonces él levanta la cabeza, los ojos enormes como platos y pregunta, azorado, confundido:
"Pero cómo... ¿y Argentina?
No digo nada. Le sonrío, como una boba.
Y sólo alcanzo a balbucear, en medio de una sonrisa idiota, "y sí, bueno, no, también, claro, por supuesto"... mientas me acaricio el corazón, roto, en mil pedazos.
Pero Jere no entiende. Hace poco recibió la ciudadanía australiana, y la pucha que eso lo puso orgulloso como pavo real! Así que estuvimos dale que dale con lo de que somos australianos y qué lindos los canguros y las fronteras insulares. Y ahora, tras su pregunta después del noticiero de las siete, le decimos que nosotros amamos Israel, que es el país de los judíos, nuestro, de todos, que lo queremos defender, es como nuestro país también, siempre pensamos en él y queremos ir.
Éntonces él levanta la cabeza, los ojos enormes como platos y pregunta, azorado, confundido:
"Pero cómo... ¿y Argentina?
No digo nada. Le sonrío, como una boba.
Y sólo alcanzo a balbucear, en medio de una sonrisa idiota, "y sí, bueno, no, también, claro, por supuesto"... mientas me acaricio el corazón, roto, en mil pedazos.
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