27 abril 2011

Hagamos como que no







De las cosas importantes no he escrito: se ha muerto mi padre.
Un 1 de abril cumplí 41 (el año pasado) y al día siguiente se moría mi papá. Lo tuve 41 años y no pude volcar en este aymilenguamadre ni una palabra en y por su nombre. Es que hagamos como que sigue vivo, dale? Hagamos como que me sonríe con sus ojos verdes y me hace chistes que me conozco de memoria pero igual me río. Hagamos como que me cocina las mejores pizzas y una paella monumental. Hagamos como que hoy a las tres tiene que ir a su quirófano a operar a una mujer de nariz, y a las cinco a ponerle unos implantes a otra. Que me va a llamar en la mitad de la operación para saber cómo me fue en el colegio. Hagamos como que se va a poner tremendamente serio si algo no sale como él lo planificó -todo, al detalle- y que va a mirar el noticiero con la misma seriedad. Que va a gritarle al árbitro porque no vio ese off side y que parece cuando habla que él si estuviera en la cancha jugaría mejor que todos, todos, todos. Hagamos como que gana River y entonces todo es buen ánimo, hagamos como que se preocupa por mis materias, mi trabajo, mi salud, mi todo. Hagamos como que baja películas de Internet y me las regala, dibujados los nombres con milimétrica perfección en las etiquetas que aprendió solo a bajar de internet. Y las perfeccionó, obvio. Hagamos como que me va a revisar los lunares y tranquilizarme, y me va a retar si no me hice tal o cual análisis de sangre. Hagamos como que va a jugar al tenis y dejar el alma en la cancha, que va a tirar esas boleas como balazos, y que gana 6-1 6-0. Hagamos como que prepara un asado ejemplar después de haber prendido el fuego con su método único con cajón de madera que él diseñó y todos admiran. Mucho humo, inmenso despliegue. Hagamos como que va a operar a todos los hijos de los amigos porque se cortaron, se abrieron, y Juancito te llamo urgente porque mirá, se clavó la punta de la mesa y mi papá les abre el quirófano, los cura, les cose, les hace chistes y no les cobra. Hagamos como que me va a preparar unas hamburguesas y las va a pesar y a ¡medir! para que todas sean exactamente iguales. Hagamos como que se va a comprar todos y los mejores utensilios para que todo salgo excelente, impoluto, soberbio. El Azafrán traído especialmente de España, para que la paella sepa al sabor original. Hagamos como que se prepara para viajar con antelación y se dibuja las rutas en el mapa, las estaciones de servicio y dónde van a tomar el desayuno, el alquiler del auto planificado y hagamos como que todo eso ya es el viaje, el disfrute. Hagamos como que está preocupado porque siempre nos vaya bien a nosotras (las tres nenas), aprobemos el examen (con diez), nos den ese trabajo, nos elijan para tal concurso, nos admiren, estemos lindas. Hagamos como que se enfurece si algo es injusto o humillante, como que me dice que siempre con la frente alta. Hagamos como que me manda a la carnicería a comprar un kilo de nalga para milanesas cortadas finas y que le diga que soy la hija del doctor Roitstein, de José Cubas, porque me van a dar las mejores milanesas, de la mejor vaca. Y hagamos como que vamos al club y lleva su bolso con lo de siempre, impecable, y la gente lo saluda mucho y él con esa sonrisa, y hagamos como que maneja su Mitsubishi porque los autos japoneses son los mejores, y hagamos como que me lleva al colegio bien temprano y me hace el juego de las cosquillas, siempre el mismo, y yo me río igual. Y hagamos como que me escribe un mail con lujo de detalles sobre lo que le pregunté ayer, porque me lo averiguó y hasta fue más allá, y al final me dice te mando muuuuchos besos chauuuuu PA. Y hagamos como que hace una cena el domingo a la noche para que estemos todos juntos, y cocina colita de cuadril y se inventa un queso untable con algo nuevo y enrabia si llegamos tarde porque se le pasa la carne. Y hagamos como que los nietos le dicen abuelo Juan y mañana, mañana mismo, les va a llevar la última película que les bajó.
...Uf, al final sí escribí.
Pero hagamos como que no. Que todo sigue igual.